domingo, 14 de octubre de 2012

Fuego y Realeza


Avisamos de que este relato es PORNOSO y BL.  No nos echéis culpa de pervertiros ¬¬

La temperatura del ambiente subió. Los finos charcos de agua que cubrían la superficie del baño se evaporaron casi al mismo instante. Antes de que se convirtieran totalmente en vapor de agua, una silueta masculina se reflejó en su superficie.
Masculina, sí; pero no humana... al menos no del todo.
Jack caminaba deprisa, con el pulso latiéndole aceleradamente, y la vena que le cruzaba la frente palpitante. Su pecho se agitaba rápidamente, subiendo y bajando, de manera rítmica. Demasiado deprisa, parecía que su corazón se le saldría del pecho en cualquier momento.
Se quitó la ropa con rapidez, sin preocuparse por dónde caía su camisa y sus pantalones. En pocos segundos, el suelo estaba cubierto por diferentes telas, que los humanos terrestres usaban de ropajes.
Jack se metió en la ducha, no sin antes golpearse un par de veces contra la mampara, dado que el enfado que sentía no le permitía aguzar sus sentidos. Ajustó la temperatura, poniendo el agua todo lo fría que los reguladores se lo permitían. En pocos segundos, una lluvia de gotas de agua de un frío sobrenatural le envolvía, enfriando su cuerpo, ya caliente por naturaleza.
Los ojos del Jack buscaron su esponja por todas las baldas. Primero encontró una rosa, la que usaba Victoria para ducharse; Jack no pudo evitar enrojecer al pensar que ese mismo mullido objeto frotaba el desnudo cuerpo de Victoria diariamente... La siguiente, de un color azul oscuro con algunos tonos violetas, pertenecía a Shail, el mago de la Resistencia, el maestro de Victoria. A su derecha había una esponja de color rojo... El joven frunció el ceño.
Era la de Alsan.
Alsan, la persona con la que Jack había discutido hacía unos escasos minutos, la persona que había provocado tal enfado en él. Pero, a la vez, Alsan, su mejor amigo.
Hasta hace unos minutos estaban ambos en el entrenamiento, luchando, preparándose para futuras batallas. Alsan, con sus dotes de alumno ejemplar de Nurgon, venció a Jack; una y otra vez, sin ninguna clase de piedad ni comprensión. El joven rubio no llegaba a entender a qué se debía el extraño comportamiento de su amigo y maestro, nunca ha sido alguien demasiado alegre, pero tampoco ha sido así... Estaba enfadado, sí. Y Jack no sabía por qué estar más molesto, si porque Alsan no le contase el motivo de su estado de humor, o por haberlo pagado con él.
Las manos de Jack se crisparon, como garras, aferrándose a su esponja de color amarillo. Sacudió la cabeza, intentando que sus pensamientos de disipasen, y concentrarse únicamente en desprender de su cuerpo el notable olor a sudor y cansancio.
Toc, toc.
Jack cerró los ojos y frotó su piel con más garbo, pensando que sólo se lo había imaginado.
-Jack, ábreme-la voz de Alsan sonó tras la puerta, algo distorsionada debido al tabique que los separaba a ambos y que los oídos de Jack estaban casi ensordecidos por el murmullo del agua que resbalaba por todo su cuerpo.
-¡Alsan, vete!-gruñó el joven frunciendo el ceño, preguntándose por qué había tenido que venir, tanto a disculparse como a seguir con la discusión, en ese preciso instante; en el único rato que Jack poseía para librarse del estrés que la Resistencia le provocaba.
-Jack, déjame pasar.
-¡No!-ladró, haciendo un esfuerzo para que su voz se oyese por encima del sonido del agua. Los oídos del joven rubio pudieron distinguir algunas palabras malsonantes en idhuniaco tras la puerta.
-Chico, quiero pedirte perdón, vale, sí, me he pasado.
-¡Perdonado! Ahora vete.
La puerta se abrió de golpe, abierta por una fuerza digna de un caballero de Nurgon. A Jack le dio tiempo justo para agarrar una toalla al azar y rodear su cintura con ella.
-¡Alsan!
-Quería hablar contigo... Jack-musitó, cada vez con menos fuerzas en la voz, mientras observaba el cuerpo de Jack.
Jamás habría imaginado un cuerpo así bajo las animadas camisas de colores vivos y fogosos que lucía el chico. No había esperado un torso normal, con excesiva falta de peso; se lo había esperado normal, quizá con una complexión algo más fuerte que lo normal en su edad. Pero no... Así. Con los abdominales marcados y los brazos gruesos, con grandes bíceps.
-Bueno, vale, ahora que has pasado, dime al menos por qué te has enfadado de esa manera.
-Porque es frustrante-murmuró, tan débilmente que Jack tuvo que inclinarse.
-¿El qué?-preguntó, no pensaba dar su brazo a torcer.
-Desear a un pupilo.
Jack abrió los ojos, recapacitando esas palabras y sus posibles significados... aunque sólo encontraba uno medio lógico... ¿Alsan? El príncipe Alsan de Vanissar, hijo del rey Brun, alumno de la escuela de caballería de Nurgon ¿lo deseaba? ¿A él? No le encontraba demasiado sentido.
El joven príncipe extinguió el escaso metro que les separaba a ambos, mientras comía con la mirada ansiosa el cuerpo del chaval.
-Es difícil... mucho-ambos se quedaron en frente, pese a que Jack le llegaba hasta la altura del pecho- Verte crecer, convertirte en un hombre, ser tu maestro. Desearte en cada entrenamiento, ver cómo se tensan tus músculos... demasiado.
Jack fue a hablar, pero los labios de Alsan tomaron posesión de los suyos. Al principio fue un beso suave, tanteando el terreno. Para sorpresa del joven príncipe, fue Jack quien lo volvió más pasional.
-Gracias a dios... pensaba que era el único que sentía algo entre nosotros dos-murmuró el humano terrestre, separándose un par de centímetros de los labios de su maestro.
Por una milésima de segundo, Alsan de Vanissar pareció titubear, fue tan rápido el momento que el joven dragón creyó nunca haberlo visto. ¿La razón…? Alsan se aferró a su cuerpo con necesidad y pasión, tanta que Jack se estremeció. Lo que empezó con un suave abrazo, acabó juntando sus labios y lenguas, saboreando y deleitándose mutuamente.
- A-al… Alsan… - murmuró el chico, mientras bajaba por su cuello.
Pero el príncipe hacía oídos sordos; puede que lo escuchase, puede que lo ignorase… pero estaba centrado en otra cosa. Jack acabó rindiéndose ante los labios de Alsan, y colocó sus brazos alrededor de su cuello.
El maestro notó el movimiento de su alumno, y algo más tarde acabaron tumbados en el frío suelo del aseo. Jack cogió el rostro de Alsan, y el príncipe pudo ver rubor e inseguridad, sin embargo, junto en un apasionado beso sus labios. Una extraña y desconocida sensación les recorrió el cuerpo a ambos, aunque hicieron lo posible por ignorarlo… ambos estaban demasiado ocupados.
Con un impulso del que Jack no supo la procedencia, encontró el pecho de Alsan, y comenzó a lamerlo, bajando con agobiante lentitud. Un gemido salió de la boca del maestro, quien se tapó la boca, sonrojado y ligeramente avergonzado. ¿Era esto una forma de actuar para un caballero de Nurgon? Era… ¿una conducta propia para un futuro rey, para el príncipe heredero?
De pronto, se avergonzó de sí mismo. Con una voluntad casi sobrehumana, se apartó del joven. Jack se quedó de piedra; ¿por qué se había apartado? ¿Había… había echo algo mal?
- Lo lamento, Jack – sorprendió de pronto Alsan, jadeando y sudoroso -. Esto… - no sé dejó acabar, intentó salir de la sala, pero tropezó con la puerta de madera que él mismo había derribado.
Cuando quiso volverse a levantar, su pupilo estaba encima de él, mirándolo con cara amable y soñadora.
- Sé que… esto es raro – dijo el chico – pero, yo… - se mordió el labio inferior, sin saber como continuar.
El joven no supo expresarlo con palabras, pero había otros métodos para decirlo. Apoyó la mano en el pecho del maestro y le empujó para abajo, uniendo sus bocas por el camino. Aquel deseo de tener a Jack para él incrementó, y con pasión, Alsan abrió la boca del chico, rozando su lengua con la suya. Un sonido gutural salió de la garganta de Jack, quien tuvo que sujetarse al duro cuerpo de Alsan para no caer.
Antes de que se diese cuenta, la toalla que cubría a Jack se había esfumado, y Alsan no tardó en deshacerse de lo suyos: su pupilo se los quitó, prácticamente se los arrancó con los dientes, hasta que solo quedaron dos cuerpos desnudos, uno en frente el otro.
-Estás sudoroso-comentó Jack, contemplando el esculpido cuerpo de Alsan, tras horas y horas de duros entrenamientos-. Creo que ambos necesitamos una ducha.
Alsan sonrió maliciosamente. Nunca había visto a su alumno tan pícaro y deseoso... Pero le gustaba ese nuevo Jack. Y ese nuevo Jack, no podía negar que le ponía a cien.
El cuerpo de Alsan fue arrastrado hasta la ducha, en ningún momento se separaron sus labios. Las lenguas de ambos jóvenes jugaban en su boca, batallando, como siempre, intentando dominarse entre ellos.
Ambos eran una combinación explosiva. Poder y majestuosidad. Fuego y realeza. Grandeza y nobleza. Se complementaban, se necesitaban, demasiado.
El agua comenzó a resbalar por los cuerpos de los jóvenes, deslizándose por sus músculos, mojando su excitable piel. Pero no pudo apagar el fuego del dragón ni el deseo del príncipe. Sus cuerpos necesitaban más, no les bastaba con los besos y caricias. Necesitaban fusionarse, como un forjador de espadas necesitaba el fuego para el metal de la espada. Y, exactamente, eso era lo que querían ambos.
Meter la espada en el fuego.
Con un rápido movimiento, Alsan colocó a Jack contra la mampara. El joven dragón se sentía incómodo, necesitaba más libertad. Se sentía agobiado en aquella ducha, demasiado pequeña contra Yandrak. Además... su notable erección chocaba contra la pared de la ducha, y rogaba por que alguien le prestase atención.
Alsan notaba la situación en la que su pupilo se encontraba. Así que decidió darle prioridad a sus necesidades, ya se encargaría de satisfacer las suyas después. Deslizó su mano por los abdominales de Jack, recorriendo sus músculos con las yemas de los dedos, en una suave y ardiente caricia. Se quemó literalmente con el fuego del dragón, pero no apartó la mano en ningún momento. Siguió bajando, hasta encontrarse con la entrepierna del muchacho.
-Al... Alsan... por los dioses-gimió Jack al notar las expertas manos de su maestro masajeando su palpitante miembro.
Los gemidos de Jack eran música para los oídos de Alsan. Pasaron unos minutos así, hasta que al muchacho le empezaron a fallar las rodillas. Ahora sí, era el turno de Alsan.
Con una estocada precisa, digna del más impecable caballero de Nurgon, entró en Jack. Metió la espada en el fuego. El joven muchacho sintió una oleada cargada de gozo, dolor y deseo. Su cabeza le daba vueltas, era la primera vez que entregaba su físico en un amor, y sobre todo de esa manera... No obstante, aunque estuviese agotado, no quería que acabase.
Cuando Jack se hubo acostumbrado a aquella sensación de... falta de vacío, Alsan empezó a mover sus caderas, de una manera rítmica y constante. A los pocos minutos, las energías de Jack fallaron del todo y cayó al suelo. El príncipe también estaba agotado, pero no tanto como su pupilo. Entonces, Jack se preguntó si también había sido la primera vez para el príncipe. No podía ser así, se notaba que no le faltaba experiencia... Y, por una vez, Jack sintió unos terribles celos.
Sus miradas se encontraron, y comprendieron muchas cosas, muchísimas. Y, entre ellas, una destacaba: esa, no iba a ser la última vez.

Los personajes no nos pertenecen a nosotros, son propiedad de la autora Laura Gallego García

5 comentarios:

  1. Anya al ordenador~

    Error 404 demasiada sangre perdida not found.

    *o* MOTHER OF GOD, I Lov iu, Poks y Tiaria *O*
    Viva la pornosidad, me he muerto, desear a un pupilo, Alsan violale! ¬u¬ EKRKNVBTBOMSC

    Me desangro, dew *^*

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    1. Oinsh, que mona xD
      Y nosotras te amamos a ti *3* xD
      Mas bien Jack violable xD Omggg.... grrr ¬///////¬

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  2. Hay madre...esta historieta casi me mata..definitivamente..después de leer cualquiera de estas historias necesito una ducha fría..XD Jajjaa..A ver si me para el sangradoXD jajjajaja
    Dios...juro que ha quedado genial..casi me da algo cuando dijo que era frustante..OMG¡¡¡ Dios..de verdad que os ha quedado genial XD jejejeje

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    1. Nos alegramos de que te guste^^ xD Pues dúchate con estos dos ;)
      Más mono él ;_; xD Gracias^^

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    2. Poksita..no me tientes...que yo no pongo reparos en ducharme con esos dos..XD jajaja

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