domingo, 25 de noviembre de 2012

Instinto

Hola queridos unicornios xD Aquí os traemos un relato pornoso y BL de Memorias de Idhún (para variar un poco, ya sabéis xD). Esperamos con sinceridad que os guste^^ Lo llevamos escribiendo desde ayer por la noche y... bueno... morimos desangradas un par de veces en el proceso xD 
Esta vez se trata de un (por fin *____*) Jack & Christian ^^ El próximo, por lo que hemos hablado, será un Alsan & Shail (*_*) xD Bueno, os dejo de molestar^^
A leer ^w^


El silencio se podía palpar, al igual que la tranquilidad que se respiraba. El ambiente era totalmente apacigüe y sereno, ni una gota de nerviosismo irrumpía en aquel mar de calma.
Un mar de hielo.
El joven se apartó el pelo que le invadía el rostro, rápidamente y sin miramientos, sin importarle de qué forma quedaría. Sabía que estaría igual de atractivo de todos modos, además, tampoco le daba demasiada importancia al aspecto físico ¿de verdad importaba? ¿de verdad importaba de qué manera llevaras el peinado, o si tenías la camisa sin arrugas, en el epicentro de una mortífera guerra?
Y, de pronto, una gota de lava cayó en aquel mar helado.
Su mano trazó un camino hasta su espalda, donde aún colgaba la vaina que custodiaba con recelo a El Colmillo de Hielo. Sus dedos encerraron el pomo, casi con ansias de desenvainar la espada y poder pelear. Pero, como siempre, intentó enfriar su mente y concentrarse, sobreponerse al instinto.
Y, en aquellos momentos, sólo una persona hacía que su instinto asesino y depredador despertase.
Jackllamó, no era pregunta, ni una duda, ni si quiera una hipótesis. Era un hecho: sabía que era él—. Yandrak.
Christiancontestó él, aún sin intender de qué iba aquel juego de nombres. Kirtash.
El joven shek relajó sus músculos, aunque no del todo, en cualquier momento Jack podía sacar a Domivat y blandirla contra él. Sus ojos fríos como el mismísimo hielo, como un susurro de la escarcha, como un aliento gélido, como el beso de la muerte, encontraron los de Jack, de un característico color verde esmeralda.
No sabía que estabas aquíse disculpó el rubio, algo azorado, no podía negar que el timbre de voz de Christian despertaba en él un instinto mayor que su consciencia. Pero no, no iba a dejarse llevar por él. Sheziss le había ayudado a ello, no volvería a tropezar con la misma piedra, no otra vez.
Intentaré ser más llamativo la próxima vezcomentó Christian, aún sin encontrarle demasiada lógica a aquellas palabras.
Suspiró, siempre le pasaba, siempre que estaba en presencia de aquel... híbrido. No encontraba las palabras correctas, y eso era algo muy poco común en él.
Pues avísame cuando hayas acabado, o si no...pensó un poco sus palabras, todo lo que podía decir estaba fuera de lugar—. Bueno, ya me bañaré mañana.
Prefiero que te bañes ahora: apuestas a dragón-no era un insulto, sólo una realidad que comentar.
Jack forzó los músculos de su mandíbula, en tensión. Apretó los puños, llegándose a clavar las uñas en la palma de la mano.
¡¿Y qué te crees?! ¡¿Qué tú hueles a rosas?!explotó, era increíble como Christian lograba hacerle estallar tan rápidamente¡Atufas a shek, por los dioses!
El moreno joven inclinó la cabeza hacia un lado, observando a Jack con detenimiento, de arriba a abajo. El dragón se quedó parado, sin saber qué hacer ¿se debería dejar observar? Probablemente no, pero no podía negar que aquella mirada tenía un magnetismo hipnótico.
¿Y eso despierta ti instinto?preguntó, con un tono de voz tan frío como quien recita un teorema.
Jack no supo descifrar la intención de aquella pregunta.
Sí...respondió, azorado ¿a dónde quería llegar con aquello?
El shek redujo un paso la distancia que los separaba un paso, adelantándose, con sigilo. A Jack le sorprendió ver cómo sus pasos no sonaban, apenas hacían vibrar el agua de los charcos bajo sus pies, como si levitase. Increíble.
¡Qué clase de instinto despierto en ti, Jack?
El muchacho frunció el ceño, entre sorprendido y a la defensiva. ¿A qué se refería? La respuesta era obvia: Cada vez que le veía sentía todos los años de guerras entre sus pueblos, de odio, generación tras generación. Un instinto que les empujaba a lanzarse el uno contra otro y a matarse allí mismo, sin piedad.
Pues...pensaba responderle eso mismo, pero Christian captó sus pensamientos antes de que las palabras empezaran a tomar forma en su garganta.
A parte de ese.
¿Cómo que “a parte de ese”?
Vale, ahora sí extrañó a Domivat. Estaba en el cuarto donde dormía, apoyada contra la puerta, de tal forma que no hacía falta agacharse a por ella en caso de necesidad. Pero, inconscientemente, se echó la mano al cinto, el lugar donde (normalmente) pendía la vaina que custodiaba a Domivat, aguantando con nobleza su fuego.
No es necesario que cojas a Domivatexplicó Christian, quien volvió a acercarse otro paso más a él. Pero Jack no retrocedió.
Tú llevas a Haiassobservó, puntuosamente.
Pero no me hace falta.
Ahora sí que se había perdido completamente, no entendía nada. ¿Iban a pelearse o no?
¿Qué quieres?-no se anduvo con rodeos: directo como una flecha. Una actitud bastante común en los caballeros de Nurgon.
Christian esbozó su media sonrisa, tan típica de él, tan cautivadora como la canción de sus ojos. Jack, confundido, no se movió del sitio, pero el fuego del dragón estaba empezando a latir en él. Pero Christian no le dejó tiempo para enfurecerse, porque sus labios volvieron a formular otras palabras, aún más confusas:
Como te he dicho, Jack, quiero que me digas qué clase de instintos despierto en tiJack se percató de que había dicho “quiero que me digas”, y no “quiero saber”. Porque, obviamente lo sabía, lo sabía mucho más y antes que Jack.
Como ya te he dichorepitió la misma fórmula, despiertas en mí un instinto asesino.
El shek meneó la cabeza, dejando que todos sus cabellos se revolviesen, dándole un aspecto mucho más juvenil y fiero. Bajo los claros mechones que cubrían su frente y tapaban, como una cortina, sus ojos; una llama azul brilló, divertida.
No, Jackmusitó, como el suave ronronear de un felino. Despierto otro, lo sabes tan bien como yo.
Yandrak, el último dragón, frunció el ceño, extrañado.
No sé de que estás hablandoobjetó, como un ladrido.
Sabes de lo que estoy habland-según iba pronunciando aquellas palabras, avanzaba en la semi oscuridad, en la suave penumbra. Sus pasos era ágiles, y, pese a la mortal herida que cubría su vientre, no había perdido aquel paso maestro y grácil. Los andares de un asesino. Sabes, perfectamente, que en tu interior, algo de mí te atrae.
El pulso de Jack se aceleró, con furia, pero, a la vez, con vergüenza.
¿¡ATRAERME?! ¿¡TÚ ESTÁS LO...no pudo continuar, Christian le colocó el dedo índice sus labios, y acompañó esa acción con un suave susurro, como quien intenta calmar a un niño pequeño.
Jack, ¿de verdad eres tan estúpido como para intentar engañar a un shek?
El joven rubio iba a responderle una réplica, cortante y cruel, pero no pudo. Todos sus sentidos, pensamientos, palabras e ideas se bloquearon cuando la rodilla de Christian se introdujo con suavidad entre sus piernas, presionando su entrepierna.
¿De verdad que no sientes ningún tipo de atracción hacia mí?sonrió de nuevo, al ver que de Jack gemía, excitado¿Estás totalmente seguro?
La respiración de Jack se hizo más costosa y agitada, tanto que se le empezó a nublar la vista. De donde no pudo, juntó fuerzas suficientes como para empujar a Christian, apartarle de su lado y... pero no puso, más bien no quiso. Oh, sí, no podía negarlo: le encantaba. El contacto del shek era totalmente electrizante y delicioso.
¿Algunas palabras antes de perder la cordura?musitó Christian, divirtiéndose y disfrutando a partes iguales, mientras mordisqueaba el lóbulo de su oreja derecha.
pudo decir Jack, entre gemidos, aunque Christian lo había sentido cuando sólo era un pensamiento. Que te den por culo, Christianexclamó, con una mirada algo cortante. Y tras aquello, sus ojos se entornaron con picardía y sus labios tornaron una traviesa sonrisa más típica del shek que de él. Pero que te dé yo.
Dicho esto, Jack tiró de Christian hacia el suelo, quien se dejó arrastrar. Los dos acabaron envueltos el uno por el otro, unidos, enredados como la red telepática de los sheks, y tan calientes como la temperatura corporal habitual en los dragones.
¿Podía existir una combinación más perfecta? Era algo que, en aquel momento, ninguno quiso preguntarse.
Con cuidado y suavemente, Jack deslizaba sus dedos por el vientre curtido de Christian, mientras su lengua recorría cada centímetro de su sensual cuello. Por su parte, Christian procuraba no soltar ni el más leve gemido, esa, era una acción muy humana. Su fresco dedo corazón recorría la curva de la espalda de Jack debajo de la camisa, y esbozó una media sonrisa de triunfo cuando notó al dragón estremecerse bajo su tacto. Con calculadora presión, Christian llegó a la boca del rubio antes de que éste último pudiese reaccionar a tiempo. Sorprendido y encantado, Jack cerró los ojos disfrutando con toda sus fuerzas de aquel beso.
Enigmático, fascinante, magnánimo, electrizante… único. Hecho para él.
Desacostumbrado a estar acorralado de aquella manera, contra la fría piedra del suelo, Christian giró las tornas. Con un movimiento inesperado y envidiablemente veloz, Jack fue golpeado contra el suelo, y dejó que un quejido saliese por su boca. Se regañó a si mismo, por eso. Al shek le divirtió ver aquella extraña “discusión” mental que traía el dragón. Decidió atormentarle un poco más, buscando al compás de su propio ritmo, los cálidos labios del muchacho. Mientras, por el otro lado de la partitura, el dragón discutía con aquel yo asesino mata serpientes que se indignaba por aquella situación.
Tenía ganas de desgarrar, romper, reventar cuellos de ofidio. En lugar de eso, tuvo una idea mejor. Colocó sus manos en la fría espalda del shek, que ligeramente sorprendido, no pudo hacer otra cosa que estremecerse y apretar los puños cuando las uñas de Jack se clavaron en su piel, como las garras de Yandrak en su piel escamosa de shek, de Kirtash. Le recordó al juego de nombres que anteriormente había jugado con Jack. Sin apartar sus labios, como si estuviesen pegados por el hielo, y notando los arañazos en su espalda, abrió con violencia y decisión la boca de Jack llegando hasta su lengua. Notó bajo él que Jack no esperaba aquello, pero tampoco lo alejó. Realmente, porque no podía. ¿O porque no quería?
Un hilillo de saliva salió de la comisura del labio de Jack, demostrando como sus lengua se rozaban una con la otra. La caricia de Christian que resbaló por el costado de Jack hizo que arquease la espalda, y un gutural y sensual gemido saliese de la garganta del dragón. Christian se separó bruscamente, dejando a Jack con ganas de más, quien se abalanzó en busca de más. Pero chocó con el dedo de Christian que se posó con crueldad en los labios del dragón, quien temblaba en busca de caricias.
Ahora… susurró el shek en su oído ¿Despierto en ti algún instinto… Jack?
Su helado aliento al lado de la oreja, hizo que Jack fuese incapaz de controlarse. Aunque Christian oyó su respuesta, le apetecía divertirse. Quería saber, hasta que punto, podía llegar. Hasta que punto, podía corromper a tan inocente dragón.
Aún sigo pensando que te odiomurmuró el dragón, contra el dedo que Christian que presionaba su boca.
Pero...le hizo continuar el shek, con siniestro placer.
¿Nunca has oído el dicho de que una imagen vale más que mil palabras?y, por un instante, el shek pareció desconcertado ante la pregunta del rubio. Pero sólo fue un instante, como el titubear de una vela bajo un leve soplo otoñal. Pronto comprendió a dónde quería llegar a parar—. Comprobemos si es cierto.
Jack consiguió apartarse a Christian de encima, quien, sorprendentemente, no opuso ninguna resistencia. Porque sabía que el resultado de aquello sería satisfactoriamente delicioso. Al rubio le temblaron las piernas nada más ponerse de piel, aquel híbrido absorbía toda su energía. Pero su dignidad aún seguía intacta. Más o menos...
Así que empezó a andar hacia el agua de las termas. Mientras avanzaba, empezó a desabotonar su camisa, con torpeza, con ansías, con desesperación ¿Por qué le costaba tanto separar el botón del ojal? ¡No era tan difícil! ¡Un niño de cuatro años sabía hacerlo!... Pero un niño de cuatro años no estaba tan caliente como Jack lo estaba ahora.
Pese a que no le gustaba bañarse con agua caliente, se adentró en el agua de las termas, la cual se calentó aún más según entraba. Antes de que le diera tiempo si quiera a cerrar los ojos y relajarse, aunque sólo fuera por un insignificante instante (no pensaba gastar más tiempo en ello, ahora tenía otros asuntos más interesantes que atender), el agua volvió a templarse.
Y aquello sólo podía significar una cosa.
Se dio la vuelta, deprisa, para distinguir la esbelta y curtida silueta del shek meterse en las aguas.
Ya se había quitado la ropa y, esta, descansaba en una esquina, colocada de mala manera. Al igual que Haiass. A Jack le sorprendió no haber escuchado el sonido del acero helado al caer sobre las losas de piedra. Pero, ahora, tenía otras cosas entre manos.
Christian se acercó a él. Y no se anduvo con rodeos: sabía perfectamente lo que ambos querían. Y ni si quiera les separaba ninguna clase de tela que les impidiese un contacto total. Se abalanzó (casi literalmente) contra Jack, el cual no tuvo fuerzas y cayó al agua, arrastrando a Christian consigo.
El estruendo del chapuzón fue estrepitoso. El agua se desbordó levemente de la terma. Y ambos, sintieron un escalofrío, deseando que Victoria no les hubiese escuchado. Pero era imposible, ella dormía varias plantas más arriba, totalmente absorta, visitando el reino de Morfeo. Lo máximo que podía pasar es que algún soldado szish fuera a ver a qué se debía tanto escándalo. Y Jack se estremeció entero al comprender que, si eso pasase, Christian o tendría problema en matar al testigo de aquel acto.
Pero tampoco tuvo mucho tiempo de pensarlo. El shek se colocó encima de él y empezó a jugar. Su lengua recorrió, con placer, todos los pectorales de Jack, disfrutando de aquel contacto. Los gemidos de Jack no pudieron contenerse en su garganta por más tiempo, sobretodo cuando Christian no se contentó con eso y empezó a mordisquear su piel, haciendo que su excitación se elevase... y no era lo único “elevado”
El shek podía notar perfectamente la erección de Jack sobre su propio cuerpo, al igual que el dragón también estaba notando su endurecido miembro entrar en contacto con su piel.
Christian sonrió maliciosamente. Siguió recorriendo con su lengua el cuerpo de Jack. Cuello, pectorales, esternón, abdominales, ombligo, bajo vientre... Jack se estremeció cuando el shek llegó a su destino. Pero no quiso apartarlo. No, le gustaba.
Y, se sintió, verdaderamente, débil. Como nunca se había sentido.
Jack notó como los primeros golpes del orgasmo sacudía su cuerpo, estremeciéndole, retorciéndole en un libidinoso éxtasis lleno de placer. El shek sonrió: su objetivo estaba cumplido. Pero no sólo Jack tenía necesidades. Así que, rápidamente, volteó a Jack, quien aún seguía sumido en su propio nirvana, y obtuvo una clara imagen de la entrada que iba a profanar ahí mismo.
Sin miramientos, ni tanteos, ni preliminares. Entró en Jack de una estocada. Rápida, voraz y certera. El cuerpo del dragón volvió a sacudirse entero. Ahora sí: no podía más con su alma... con las dos. Pero no podía dejar que Christian se quedase con las ganas, así que dejó que hiciera su trabajo. El shek empezó a mover sus caderas, con la precisión y la constancia de un metrónomo.
Cuando, por fin, se dio por satisfecho, hundió su cuerpo en el agua. Jack hizo lo mismo, descansando. Todos sus músculos se liberaron de la tensión que habían acumulado. Dejaron que el agua bañara su cuerpo, totalmente caliente (el de uno más que el de otro). Y cuando, Jack, tan agotado como nunca lo había estado, cerró los ojos y se dejó caer en un profundo sueños, unas palabras resonaron en su mente.
<<Y esto, dragón, es el instinto>>

Los personajes no nos pertenecen, son propiedad intelectual de la autora Laura Gallego García.

3 comentarios:

  1. Anya al habla *-*

    OMG, Me habéis dejado sin sangre, necesito una transfusiónn! >///<
    XD Lo de "que te den por culo, pero que te de yo" ha sido letal *^*
    Me ha encantado, y os nombro diosas del BL idhunaico, amén :3

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  2. Chicas...Vosotras..Vosotras pretendéis matarme ..no?..Hay madre...
    Jajaja Si que estaban calientes esos dos..y..coincido con Airunah..la frase ha sido letal..casi me da un ataque cuando la leí..XD
    Aaa..Bueno..estos relatos me dejan la mente demasiado turbia y no puedo pensar muy claro..por lo que solo puedo deciros que ha sido genial XD jeje

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  3. xD sí, quereros matares por desangre xD
    ...
    ...
    Sí, nsotras morimos un par (más) de veces escribiéndolo... ¬u¬ xD
    Jack es así, directo como es sólo xD
    Muchas gracias! Diosas del BL idhunaico... qué honor! xD
    Bueno, la próxima vez un Alsan-Shail, eh ;) xD ... ¬///////¬ como me va a gustar escribir ese xD

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